viernes, 22 de abril de 2011

Reflexiones y receta

   Ayer a la tarde tomando mate con mi hijo y a cuento de que el pan de frutos secos que compré el dia anterior no le gustó, me tiró esta sugerencia:-"Porqué no hablas en tu blog de que se puede comer sano pero con sabores agradables, con condimentos...."
   Sí, creo que tiene razón. Cuando él nació hacía siete años que yo era vegetariana. Creo que el vegetarianismo no es una estación a la que uno llega sino un camino que todos los dias nos muestra paisajes distintos. Es un camino de experimentación y muy personal, además.
   Cambiar la forma de alimentarse hace que uno poco a poco cambie los pensamientos, los sentimientos y las emociones.
   Empecé este cambio como la mayoría: por motivos de salud y mi primer "maestro" fue un libro que me regaló mi amiga Olga. Se llama "El régimen lo hace todo" de Gayalord Hauser, y aunque en él había recetas con carne, yo aprendí a comer productos integrales, soja, yogurt y un montón de alimentos de los cuales ignoraba todo, es decir sus nutrientes desde las proteínas a los minerales.
   Después de ése vinieron otros libros "maestros". De todos aprendí y les agradezco. Cada tanto cambio mi dieta, quitando e incorporando nuevos alimentos. Actualmente no consumo productos de soja, ni harina integral, ni patatas, ni tomates, ni berenjenas. Pero no los he descartado de forma radical y de vez en cuando los como.
   Trato de darle a mis comidas presencia y sustancia. Las especias son fundamentales a la hora de elaborar un plato. La sal es muy importante pero hay naturistas que le huyen por desconocimiento de las propiedades que tiene para el organismo. También tiene su importancia la forma de cocción y los colores. Porque uno come con los ojos, con el olfato y con el paladar. También con los oídos porque no es lo mismo comer teniendo una charla relajada y escuchando música suave que discutir sobre el índice inflacionario del último mes.
   Lo ideal es que uno prepare su propio alimento y lo haga con la misma dedicación y amor con la que hace una actividad creativa.
   Cocinar es un arte, esfímero como decía mi madre al ver que su "obra" en la que había invertido varias horas desaparecía en breves minutos.
   Seguidamente pondré una receta para los que quieran ir dejando la carne. La aprendí en un curso que hice hace varios años y que daba la iglesia Adventista. Ellos la llaman "Pan de carne" y una vez hecho se puede usar como si fuera ternera. Es muy nutritiva y agregándole especias de nuestro agrado se pueden hacer comidas muy atractivas.

Ahí va:

Ingredientes:
3 tazas de gluten
1/2 taza de harina
1/2 taza de germen de trigo
1/2 taza de nueces molidas
1 cucharita de sal del Atlántico
3 tazas de agua
1/2 taza de aceite
 Condimentos varios: orégano, albahaca, jengibre, comino, etc. (a gusto)
Preparación:
Se unen todos los ingredientes secos en un bol y se le agrega rápidamente el agua mezclada con el aceite, uniendo todo. El gluten hará que se absorba el líquido muy pronto. Envolver en un lienzo como si fuera un matambre atando las puntas y volcar en una olla con abundante agua hirviendo en la que podremos poner una cucharada de sal, hojas de laurel, cebolla, etc.
En olla común y tapada cocinar durante 1 hora. En olla a presión solamente 1/2 hora. Una vez cocinada, retirar con cuidado la tela que la envuelve y colocarla en una fuente, sobre ella una tabla con un peso para que elimine un poco del líquido. Al enfriarse llevarla a la nevera y al dia siguiente estará lista para consumir.
Sugerencias:
Se cortan filetes y se tiran en la plancha vuelta y vuelta.
Se cortan filetes y se decoran con mayonesa, olivas, tiritas de pimiento y lo que se nos ocurra.
Se pasan por huevo batido con ajo y perejil y luego por pan rallado y se fríen hasta que estén doradas de ambos lados.
Se muele un trozo de "carne" y se usa para hacer albóndigas, relleno de empanadas o de vegetales.

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