miércoles, 13 de abril de 2011

LOS CODIGOS DEL MATE

En Uruguay a principios del siglo pasado existían unos códigos que no dejaban de tener su parte romántica para expresar determinados sentimientos de acuerdo a como era servido el mate. Si era amargo valía por indiferencia; dulce, en cambio, amor fiel. Caliente demostraba afecto y frio lo opuesto. Se confesaba la estima con un mate de leche y para perdonar agravios se servía uno de café. La canela significaba apasionados impulsos; el toronjil disgusto, la cáscara de naranja atraía y el azúcar quemado hablaba de una cordial afinidad.
Rolina Ipuche Riva, escritora uruguaya de quien saqué estos datos, en un texto que conservo empieza diciendo: "Con melancolía de matera, se me ocurre que para el año 2000, frontera temporal que aún creo alcanzable, sobrevivirán pocos bebedores de mate"
Esto lo escribió en 1979. Creo que se equivocó bastante porque no solamente los mayores, sino también las jóvenes generaciones disfrutan de esta bebida misteriosa. Digo misteriosa porque no existe otra que sirva tanto para unir a un grupo como un buen mate, sea dulce o amargo, con cascarita de limón, café, o como sale del paquete. Tiene mucho de ritual, habla de compartir, de amistad. Uno puede tomar un café o un té con un conocido, un compañero de trabajo, un cliente, pero cuando uno invita a un mate es que ya se cruzó una línea y se entró en el terreno de los afectos.

           Y SI SE ESTA SOLO?

Tomar mate solo es como meditar. Se sirve uno y se va chupando de la bombilla de a poco y con la vista perdida, metido hacia adentro, saboreando el mate y el momento. El mate no es para la gente que tiene prisa, que tiene estress, que sobrevuela su vida sin detenerse un momento para tomar conciencia de hacia donde va. El mate precisa de tiempo: nadie puede tomar mate en 5 minutos.
Si se está contento, sentarse a matear es como saborear el brebaje y la alegría; el adentro y el afuera se funden.
Si se está triste o deprimido, el mate le da permiso para estar así, es un callado confidente mientras lo nutre y lo estimula.
El mate no va bien con la televisión porque distrae demasiado, pero en cambio va bien con un libro. El libro y el mate se llevan bien; cada uno tiene su magia particular y se respetan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario